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SOY CHEMA ARGUEDAS

Los ciclistas que van en cola creen que los que van en cabeza es debido a su buena genética y/o por sus muchas horas de entrenamiento diario. 

NO ES CIERTO, Y MI HISTORIA TE LO VA A DEMOSTRAR.

Un pequeño spoiler. En la primera foto puedes ver mi primera participación en una prueba como la QH en donde finalicé de los últimos. En la segunda imagen, en la misma prueba, unos años más tarde, rodando entre profesionales.

Te voy a resumir cómo lo logré y lo que conseguí es sencillo, disfrutar de la bici como nunca y pasármelo como un enano. No hace falta competir.

Por cierto, mi experiencia me llevó a compartir después mis conocimientos y vivencias para que ciclistas como yo, disfrutasen más de su hobbie.

EL INICIO

Todo empezó hace 28 años cuando cambié un balón de fútbol por la bicicleta.

Por aquel entonces me inscribí a mi primera marcha cicloturista, y lo que viví no se lo deseo a ningún ciclista, fue una de las experiencias más desagradables de mi vida deportiva.

No era una marcha exigente, pero yo no estaba preparado. Cuando apenas habíamos recorrido los primeros 5 kilómetros de la marcha ya me había descolgado del grupo y llevaba pegado a mi rueda el coche escoba.

A mitad de prueba, rodando solo, con el coche escoba detrás y sufriendo una barbaridad, finalmente decidí retirarme.

Desanimado, con una fatiga de la que me costó recuperarme varios días, se me pasó varias veces por la cabeza que cuando llegase a casa tiraría la bicicleta al río.

Sin embargo, no quise darme por vencido y me dije que, si los demás podían, al menos debía intentarlo.

Lo primero que piensas después de una experiencia semejante es que…«tengo que entrenar más».

EL ENTRENAMIENTO

Empecé a salir más horas, pero sin control ninguno. Esta es una de las diferencias que descubrí con el paso de los años. Salir en bicicleta no es lo mismo que salir a entrenar.

¿Y qué pasó? Lo que tenía que pasar, que no avanzaba. Tras 3 años seguidos haciendo más kilómetros que un tonto seguía en el mismo lugar. Apenas había mejorado para todo el tiempo que invertía. Es una de las características de no seguir un orden y una planificación. Al final, te estancas siempre.

Seguía yendo a la cola con la grupeta y en las cicloturistas hasta que…

Conocí a un entrenador de prestigio en un programa de radio en el que ambos éramos contertulios (la historia de cómo llegué al programa de radio, te la ahorro).

¿Y que pasó? Que debido a mi gran interés por progresar, lo bombardeaba a preguntas y es donde comencé a escuchar por primera vez palabras como planificación, base, pulsómetros…, un montón de conceptos que desconocía.

Le pedí ayuda y empezó a entrenarme.

(Es el primer y último entrenador que he tenido en mi vida)

Lo más importante es que le hice caso a todo, aunque he de decir que me costó. Todo lo que había estado haciendo hasta la fecha no se parecía en nada a las indicaciones que me daba él.

Y esto hizo darme cuenta de que lo que había estado haciendo hasta entonces, no era entrenar, sino simplemente salir en bici

EL APRENDIZAJE

En solo un año siguiendo sus indicaciones pasé de ser de los últimos en todas aquellas marchas en las que participaba y en la grupeta, a estar en posiciones inimaginables para mí. Esto no quiere decir que fuese tirando del grupo, pero con el paso del tiempo también llegó. Y no solo eso, disfrutaba más y encima me recuperaba mucho antes.

Esto me descolocó y me puse a investigar qué sucedía en un organismo para evolucionar tan rápido. ¿Qué había hecho diferente si entrenaba las mismas horas o menos? ¿Por qué mi cuerpo reaccionaba mejor?

Estudié, leí y hablé con todo tipo de expertos. El secreto estaba en la fisiología aplicada al deporte. Me convertí en una esponja absoluta y devoraba todo lo que tenía que ver con este tema y la planificación del entrenamiento. Las bibliotecas fueron mi refugio durante varios años.

Al final confirmé que, en la gran mayoría de los casos, particularmente en ciclistas recreativos, más puede ser menos. Hacer horas y kilómetros sin control es una pérdida de tiempo y una planificación individualizada a los objetivos de cada uno, es la única garantía de conseguir la progresión. En muchos casos exponencial. La genética ayuda, pero no determina tu éxito.

Y esto es lo que plasmé en mi primer libro.

PLANIFICA TUS PEDALADAS

La guía que me hubiera encantado leer antes de lanzarme a mi primera cicloturista.

Me hubiera ahorrado mucho sufrimiento sobre la bici .

A partir de ahí han visto la luz otros 10 libros más. 

He podido colaborar como experto de entrenamiento y nutrición deportiva en los medios más prestigiosos del sector del ciclismo. 

Quién me iba a decir cuando comencé que iba a tener la oportunidad de ser profesor docente en una universidad de prestigio, impartiendo la asignatura de nutrición deportiva en un curso Postgrado de genética aplicada al entrenamiento y nutrición.

Y actualmente voy a colaborar en un máster de ciclismo con los responsables de rendimiento de varios equipos World Tour. 

He impartido numerosas charlas y conferencias a lo largo de la geografía nacional y países de Latinoamérica.

No obstante, sigo aprendiendo cada día.

Pero lo mejor de todo es que gracias a mis guías he visto mejorar una barbaridad a miles de ciclistas que, como yo en mis inicios, no sabían que no estaban entrenando bien y tras aplicar mis recomendaciones, en semanas, han dado saltos inimaginables.

Esa es una satisfacción que no se puede explicar.

Cada historia de superación y de satisfacción personal que me han contado, me ha dado más y más ganas de seguir aprendiendo por un lado y enseñando por otro.

Esta es mi historia y mi trayectoria.

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